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Mostrando entradas de enero, 2022

Despertares

L a clase se dividía entre los que contábamos los minutos para que llegara el recreo y los que querían seguir haciendo ecuaciones. Dos caras de una misma moneda en perfecto equilibrio. Todo iba bien hasta que el castillo de naipes se vino abajo cuando entró la sustituta, con su melena ondeando a cámara lenta, falda de tubo y una blusa blanca a medio abrochar. Mientras explicaba la lección, sus labios se movían despacio y el sentido de la vista se imponía al resto, junto al olfato, que diseccionaba sus embriagadores perfumes.      Aún recuerdo esos meses de felicidad plena donde el sonido del despertador e ra música celestial y el camino al colegio, el de la gloria.      Por desgracia, el padre Félix regresó de sus misiones, y como si el mundo se pusiera en marcha de nuevo, cada uno volvió a su desanimado rol.    Todavía hoy, seguimos recordándoles por hacer que creciéramos por encima de nuestras posibilidades, y aunque tenemos trabajo y familia, ninguno puede decir que haya cumpl

La receta

  —A ver, ¿me ves?, ¿me oyes?, yo no te veo, ¡maldito cacharro! —Abuela, le oigo bien, dele al botón de la camarita. —Le doy, uy te veo boca abajo. —Jajajaja, ya está, solucionado. Muévalo un poco para atrás que solo le veo el pelo. —Hijo, esto es muy complicado para mí. —Qué va, es usted una artista, ahí, ya está, déjelo ahí, perfecto. —Bueno hijo ¿Cómo estás? —Bien, con ganas de charlar un rato y de que me enseñe la receta. Usted, ¿qué tal? —Triste, muy triste, está siendo duro. —Hay que animarse abuela, lo importante es tener salud. —Cuando tengas mi edad, comprenderás que lo importante es aprovechar el tiempo que te queda con la gente que quieres. Cada minuto cuenta. —Siento mucho lo que está ocurriendo. —Yo sí que lo siento, menos mal que tu abuelo no tuvo que ver esto. —Lo mejor es que no nos juntemos, hay que hacer caso a lo que dice el gobierno. —¡Qué sabrá el gobierno de lo que estamos sintiendo los mayores! ¡Nos están quitando las ganas de vivir! ¿