Despertares

La clase se dividía entre los que contábamos los minutos para que llegara el recreo y los que querían seguir haciendo ecuaciones. Dos caras de una misma moneda en perfecto equilibrio. Todo iba bien hasta que el castillo de naipes se vino abajo cuando entró la sustituta, con su melena ondeando a cámara lenta, falda de tubo y una blusa blanca a medio abrochar. Mientras explicaba la lección, sus labios se movían despacio y el sentido de la vista se imponía al resto, junto al olfato, que diseccionaba sus embriagadores perfumes.

    Aún recuerdo esos meses de felicidad plena donde el sonido del despertador era música celestial y el camino al colegio, el de la gloria.

    Por desgracia, el padre Félix regresó de sus misiones, y como si el mundo se pusiera en marcha de nuevo, cada uno volvió a su desanimado rol.

   Todavía hoy, seguimos recordándoles por hacer que creciéramos por encima de nuestras posibilidades, y aunque tenemos trabajo y familia, ninguno puede decir que haya cumplido su verdadero sueño. Don Félix ya lo ha hecho por nosotros, de vez en cuando se besan a escondidas. Ella aún está de buen ver.

#MaestrosInolvidables

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